viernes, 30 de mayo de 2014

PIEDRAS EN EL CAMINO

“El distraído tropezó con ella. El violento la utilizó como proyectil. El emperador construyó con ella. El campesino cansado la utilizó como asiento. Para los niños fue un juguete. David mató a Goliat y Miguel Ángel le sacó la más bella escultura.
En todos los casos, la diferencia no estuvo en la piedra, sino en la persona.
No existe piedra en tu camino que no puedas aprovechar para tu propio crecimiento.”

Constantemente estamos tropezando con “piedras”. Unas se nos meten en el zapato, otras nos hacen hasta sangre, algunas las cogemos y las guardamos, son afiladas, redondas, pequeñas, grandes, de colores… Hay una gran colección de ellas…
Cuando era pequeña y volvía del colegio solía dar patadas a una piedra hasta llegar a mi casa, ¿Qué pasaba cuando llegaba? ¿La dejaba? Al fin y al cabo era una piedra vulgar, de la calle, fea… y, allí terminaba. Pasaron los años y esa piedra siempre se quedaba en la calle después de haberme acompañado hasta mi casa. Pero un día ROMPÍ LAS REGLAS DE MI JUEGO y LA COGÍ.

¿Por qué no iba a hacerlo? En ese momento comprendí que las personas que quieran acompañarte en tu camino son lo más valioso en este mundo. 


Puede que no lo veas al momento pero con el tiempo te das cuenta de quienes son. Quizás esa persona que conoces de rebote y comienzas a ver que tienes muchas cosas en común, empiezas a sentirte como si hablaras contigo misma y a su lado las horas parecen minutos.

Esa persona con la que veías los dibujos pero que vive lejos y  por mucho que pasen los años sólo con tu voz sabe que algo te pasa, te acaba conociendo más que tú misma (eso en ocasiones asusta), pero a veces no es necesario verla para sentir que está junto a ti.

Cada una de ellas nos aporta algo en nuestra trayectoria, debemos aprovecharlo porque eso nos hace crecer SIEMPRE. Ni las personas que dicen ser solitarias lo son, el tiempo nos hace emblandecernos y necesitas ese abrazo que antes no querías.
Valoremos la amistad en su máximo esplendor porque como bien dice el dicho:


“Quien encuentra un amigo, encuentra un tesoro”

martes, 13 de mayo de 2014

EL LÍMITE DEL ERROR

“¿Qué ha pasado?
Que los chupetes se han convertido en cigarros, el agua en vodka, las bicicletas en coches y los besos en sexo. ¿Te acuerdas cuando volar significaba columpiarse muy rápido? ¿Cuándo “Protección” significaba utilizar casco al ir en bicicleta? ¿Cuándo lo peor que podías recibir de una persona eran piojos? ¿Cuándo sólo amábamos a nuestros padres?

Los hombros de papá eran el lugar más alto del mundo y mamá era la heroína. Tu peor enemigo era tu hermana, los problemas de velocidad eran causados por quién corría más rápido. “Guerra” era sólo un juego y la única droga que conocías era el remedio para la tos. El dolor más fuerte que podías sentir era el de tus rodillas raspadas y “Adiós” significaba sólo “Hasta mañana”.

Todo eso era lo mejor del mundo, pero claro… No pudimos esperar crecer…”



He encontrado este fragmento por Internet y creo que muchos de nosotros estamos de acuerdo en que éramos más felices de pequeños que ahora. Pero debemos crecer, es ley de vida. Y crecer se trata de madurar, de aprender de los errores; porque cometer errores no es malo. Muchas de las lecciones que aprendemos en la vida son de esa forma y yo me pregunto,


¿Dónde está el límite del error?


Cuando eras pequeño aprendías a montar en bicicleta y las primeras veces solías caerte pero jamás tirabas la toalla, lo intentabas una y otra vez hasta que esas heridas de nuestra rodilla tenían costra y desaparecían. Las piernas amoratadas eran nuestra identidad, nuestros logros… Pero todo ha cambiado, ahora vemos peligro en todas partes y principalmente en el corazón. Lo cubrimos con muros, vallas de espinas, lagos con cocodrilos, y aun así permitimos que nos hieran de mil formas sin valorar lo que realmente merecemos.

El “lo siento… no volverá a ocurrir” se ha convertido en el comodín perfecto y las segundas oportunidades han pasado a ser INFINITAS. No valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos, pero… ¿Por qué? ¿Por qué no somos capaces de ver que cuando una persona nos dedica su tiempo nos está regalando lo único que no recuperará jamás…? Hoy en día todo ha perdido valor, todo es de usar, tirar y renovar.

Pero todo tiene un límite y cuando llegamos a ese punto todo se convierte en MIEDO. Ya no subimos a esa bicicleta por miedo a caernos, ya no nos acercamos a nadie para que no nos pegue los piojos, nos columpiamos lento y nuestro juguete favorito es un escudo de hierro. 

martes, 6 de mayo de 2014

LA QUÍMICA DEL AMOR

   Dicen que cuando una relación se termina, hay un punto de inflexión, en el cual morimos de miedo y nos sentimos perdidos. Creemos que la elección que hemos escogido puede que no haya sido la correcta. Pero… ¿sabéis? Todo esto tiene una explicación.
   La FENILETILAMINA es una anfetamina natural como la conocida droga, y puede causar los mismos efectos estimuladores. Contribuye a esa sensación de "estar en el cielo" que aparece cuando hay atracción. Nos da la energía necesaria para mantenernos en pie día y noche con un nuevo amor.
    Cuando ya no estamos con esa persona, dejamos de segregar esa “droga” a la que estamos enganchados y crea sensación de necesidad. Ya somos adictos. ¿Qué podemos hacer?
REHABILITARNOS… Pero como toda rehabilitación primero hay que asumir que tenemos un problema y que ese problema es nuestro y no de la otra persona. Nos sentimos vacíos, infelices, perdidos, inseguros, nerviosos… Y en toda esa confusión dejamos que nos ayuden, pero escuchamos y finalmente hacemos caso omiso a lo que nos están diciendo.
Desde fuera todo se ve desde un punto de vista más fácil pero dentro estamos frente a un muro y con los ojos tapados.


    Todos pensamos que es esa persona la causante de nuestra felicidad, pero nos olvidamos que todos esos momentos tan mágicos son impulsados por ambos. No vale la frase: Soy mejor gracias a ti porque no es cierta. Eres mejor porque quizás has aprendido algo, recuerda que nunca dejamos de crecer, aprender, mejorar, puede que hayas aprendido algo de esa persona pero no eres mejor gracias a ella sino a ti mismo.
    Cuando entiendas eso podrás avanzar, conocerás que la felicidad no depende de nadie, sino que la felicidad está en todas partes. El día en que amaneces un sábado solo en casa y pones música para limpiar y suena tu canción favorita y te pones a bailar con la escoba. Ese día que sales a correr por el paseo marítimo por la noche y ves la catedral y te das cuenta de que vives en una ciudad preciosa y sin poder evitarlo sonríes.
Ese momento en el que vas solo en el coche cantando a grito pelado sin que te importe lo más mínimo que las ventanillas estén bajadas.
    Disfruta de todas esas cosas porque la felicidad no es constante así que si tienes que reír hazlo a carcajada limpia, si vas a llorar hazlo a moco tendido y si tienes que amar hazlo con locura , porque eso que llaman LOCURA es la única forma sensata de amar.